jueves, 6 de diciembre de 2012

A1 Individual B. Butler

A partir de la riqueza conceptual que he encontrado al adentrarme en el jardín japonés de meditación, he ido reflexionando y avanzando en mi idea de "Arquitectura". Este espacio no es más que un escenario en el que el usuario representa mentalmente su vida, con el objetivo de expandir su conciencia y avanzar en su progreso personal. Y se vale de elementos naturales de escaso valor, que cumplen una función específica y aportan al espacio una riqueza que no es material: la serenidad de lo austero. Desde un principio intuyo que los espacios diáfanos generan sensaciones más agradables en las personas que los angostos, y que propician relaciones más valiosas entre ellas; idea que también veo reflejada en los distintos puntos de vista de los miembros de mi grupo. Intentando averiguar qué tipo de espacio sería el óptimo, descubro que el paradigma del espacio diáfano es el espacio virtual, en el que hoy nos movemos y nos relacionamos con soltura y con sensación de total libertad, lo que genera nuevas fórmulas de conexión entre las personas; entre sí y con su entorno físico. Mi pregunta es a qué quedará relegada la Naturaleza en este proceso.

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